C'est la vie ...

... en rose




Puertas abiertas


Ay el tiempo libre… cómo lo busco sin control, lo deseo, lo imagino, lo planeo, lo invoco y cuando lo tengo ya no lo quiero… demasiado pensar, demasiado soñar, la ansiedad me consume y tengo que salir, hacer algo, distraer esa imagen mental que ahora me aprisiona.
¿Qué voy a hacer de mi vida? Siento que estoy caminando hacia el lado correcto ¿para quién? que temor no responder como se espera, ¿y yo qué? No hace mucho tiempo encontré una carta que escribí para mí cuando tenía quince años, por ociosidad. Pues bien, en ella pongo lo siguiente “A los 25 años voy a tener un centenar de novelas, alguna publicada, voy a vivir en París, conocer artistas, un lugar de café favorito, fumar cigarros de sabores y saber del mundo, voy a ser una erudita de escritores, conocer de memoria textos que trascienden, degustadora experta de comida de todas partes del universo, tomar cocteles extravagantes y perseguir un ideal absurdo como ser cantante” ¿qué cumplí de todo eso? Absolutamente nada. No es que ahora sea infeliz o miserable, me gusta lo que hay en mi vida, pero de pronto, cuando tengo tiempo, me asusta envejecer sin alcanzar los objetivos que tenía en el ayer, sin haber vivido. Melancolía es la palabra y un poco de nostalgia, qué bonito es imaginar lo que será, el mundo que se abre a mis pies, ¿qué me limita? Supongo que yo misma. No se nada y ya no quiero pensar más, abrir la puerta del alma que permanece cerrada me angustia.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Te acuerdas cuando París se volvió el escape? ahora es Madrid y para ti lo que venga mi niña que si quieres lo harás