C'est la vie ...

... en rose




Puertas abiertas


Ay el tiempo libre… cómo lo busco sin control, lo deseo, lo imagino, lo planeo, lo invoco y cuando lo tengo ya no lo quiero… demasiado pensar, demasiado soñar, la ansiedad me consume y tengo que salir, hacer algo, distraer esa imagen mental que ahora me aprisiona.
¿Qué voy a hacer de mi vida? Siento que estoy caminando hacia el lado correcto ¿para quién? que temor no responder como se espera, ¿y yo qué? No hace mucho tiempo encontré una carta que escribí para mí cuando tenía quince años, por ociosidad. Pues bien, en ella pongo lo siguiente “A los 25 años voy a tener un centenar de novelas, alguna publicada, voy a vivir en París, conocer artistas, un lugar de café favorito, fumar cigarros de sabores y saber del mundo, voy a ser una erudita de escritores, conocer de memoria textos que trascienden, degustadora experta de comida de todas partes del universo, tomar cocteles extravagantes y perseguir un ideal absurdo como ser cantante” ¿qué cumplí de todo eso? Absolutamente nada. No es que ahora sea infeliz o miserable, me gusta lo que hay en mi vida, pero de pronto, cuando tengo tiempo, me asusta envejecer sin alcanzar los objetivos que tenía en el ayer, sin haber vivido. Melancolía es la palabra y un poco de nostalgia, qué bonito es imaginar lo que será, el mundo que se abre a mis pies, ¿qué me limita? Supongo que yo misma. No se nada y ya no quiero pensar más, abrir la puerta del alma que permanece cerrada me angustia.

All you need is love

Leí Romeo y Julieta una docena de veces. Me emborrachaba de sentimentalismo y sueños de amor, incluso me aprendí de memoria algunas partes del diálogo. “Oh romeo romeo”, como deseaba repetir esa historia (antes de las muertes, claro está) y encontrar a mi Romeo a la vuelta de la esquina.
A los 20 años de hecho lo tuve, sí, al amor de mi vida, al hombre que me conquistó y desarmó de inmediato. Mi propia novela donde el galán era perfecto: guapo, brillante, caballeroso. Invertía horas pensando en sus ojos y sus manos, en su voz digna y hasta mejor de la de cualquier locutor de radio. Él lo era todo y yo por supuesto que era su todo. ¿cómo es que lo perdí? Supongo que lo que pasaba frente a mis ojos era como una película en tercera dimensión. Claro, con los lentes puestos y toda una maravilla recorriendo mi entorno como si fuera real. Él y yo, por siempre juntos. Ya estaba planeado: años, boda, hijos, dinero, amor. Lástima que me quité los lentes y vi la película con el desagrado que dan las dos dimensiones después de haber vivido una alucinación completa al alcance de la mano. Era la ingenuidad, estoy segura de ello, que bonito cuando uno cree todo, que va a encontrar a quien te complementa, si mi novio es perfecto, me ama, me es cien por ciento fiel, todo el día piensa en mí, me manda mensajes de amor, mails apasionados, recibe mis cartas cursis y dice que son hermosas, que adrenalina, que droga tan fuerte y potente, la más absoluta de todas. Lo que me lleva a pensar ¿es mejor vivir feliz en una fantasía? O abrir los ojos y darte el golpe cuando ves la realidad (él no era precisamente mr. Perfecto, eso del ojo alegre le iba muy bien) aun no lo se, porque cuando pienso en aquellos ayeres estoy convencida de que lo que extraño no es precisamente a la persona sino al sentimiento, la ilusión, la capacidad de emoción y realización cuando estábamos juntos, qué digo cuando estábamos juntos, cuando si quiera pensaba en él.
Estás madurando mija, dice mi mamá. Yo no lo creo, más bien me pregunto ¿en qué momento perdí esa capacidad de querer a ojos cerrados? Tal vez no era la realidad, pero a veces me hace falta sonreír de esa manera.

P.D. Mi adicción al amor no se terminó de lleno. Conocí al nuevo prospecto de mi vida, pero con él todo fue diferente, no era correspondida, entonces viví toda la intensidad y la amarga humillación del desprecio. Que dolor despertar todos los días y saber que no lo tengo, como duele el rechazo, como duele la indiferencia yo no merezco eso, si soy bonita, inteligente, y muy agradable (pero después de estas experiencias, incapaz de querer a corazón abierto.. que tristeza)