C'est la vie ...

... en rose




All you need is love

Leí Romeo y Julieta una docena de veces. Me emborrachaba de sentimentalismo y sueños de amor, incluso me aprendí de memoria algunas partes del diálogo. “Oh romeo romeo”, como deseaba repetir esa historia (antes de las muertes, claro está) y encontrar a mi Romeo a la vuelta de la esquina.
A los 20 años de hecho lo tuve, sí, al amor de mi vida, al hombre que me conquistó y desarmó de inmediato. Mi propia novela donde el galán era perfecto: guapo, brillante, caballeroso. Invertía horas pensando en sus ojos y sus manos, en su voz digna y hasta mejor de la de cualquier locutor de radio. Él lo era todo y yo por supuesto que era su todo. ¿cómo es que lo perdí? Supongo que lo que pasaba frente a mis ojos era como una película en tercera dimensión. Claro, con los lentes puestos y toda una maravilla recorriendo mi entorno como si fuera real. Él y yo, por siempre juntos. Ya estaba planeado: años, boda, hijos, dinero, amor. Lástima que me quité los lentes y vi la película con el desagrado que dan las dos dimensiones después de haber vivido una alucinación completa al alcance de la mano. Era la ingenuidad, estoy segura de ello, que bonito cuando uno cree todo, que va a encontrar a quien te complementa, si mi novio es perfecto, me ama, me es cien por ciento fiel, todo el día piensa en mí, me manda mensajes de amor, mails apasionados, recibe mis cartas cursis y dice que son hermosas, que adrenalina, que droga tan fuerte y potente, la más absoluta de todas. Lo que me lleva a pensar ¿es mejor vivir feliz en una fantasía? O abrir los ojos y darte el golpe cuando ves la realidad (él no era precisamente mr. Perfecto, eso del ojo alegre le iba muy bien) aun no lo se, porque cuando pienso en aquellos ayeres estoy convencida de que lo que extraño no es precisamente a la persona sino al sentimiento, la ilusión, la capacidad de emoción y realización cuando estábamos juntos, qué digo cuando estábamos juntos, cuando si quiera pensaba en él.
Estás madurando mija, dice mi mamá. Yo no lo creo, más bien me pregunto ¿en qué momento perdí esa capacidad de querer a ojos cerrados? Tal vez no era la realidad, pero a veces me hace falta sonreír de esa manera.

P.D. Mi adicción al amor no se terminó de lleno. Conocí al nuevo prospecto de mi vida, pero con él todo fue diferente, no era correspondida, entonces viví toda la intensidad y la amarga humillación del desprecio. Que dolor despertar todos los días y saber que no lo tengo, como duele el rechazo, como duele la indiferencia yo no merezco eso, si soy bonita, inteligente, y muy agradable (pero después de estas experiencias, incapaz de querer a corazón abierto.. que tristeza)

2 comentarios:

Seductra dijo...

Entramos a PYzam y tenemos nuevo template. Yeah baby!

Anónimo dijo...

Nena, eres una artista