C'est la vie ...

... en rose




Alter Ego


La conocí ya hace un par de años.  La primera impresión fue muy buena: una chica bonita, agradable, con mucho tema de conversación, sentido del humor y sobre todo muy tierna y dulce.  Me cautivó (en su modus operandi, con el que de alguna forma logra cautivar a todo el que se le pone cerca).  Nos hicimos amigas de inmediato, al siguiente día de conocernos ya teníamos planes para ir al cine, a tomar café, a bares, a ligar y emborracharnos hasta perder el conocimiento.  Mi alma gemela, pensaba, una posible mejor amiga (solo posible pues mis mejores amigas de antaño son muy celosas de su puesto).  No podía creer lo bien que me caía y lo bien que la pasábamos, pero con todo, presentía algo, como si las piezas no embonaran a la perfección.  Había en su tono de voz, en la forma en la que decía las cosas, que me hacían creer que me estaba enfrentado con lo que coloquialmente llamamos una mustia (o es lo más cercano que se me ocurre para definirla, no puedo encontrar la palabra ideal) Aparentemente era la mujer más tierna y cariñosa del mundo, pero no al estilo chica tonta/linda.  En parte es esta una de las razones que la hacen tan atractiva, pues es ella la ternura encarnada en versión inteligente.
El primer hecho que me intrigó sucedió una vez que me invitó a tomar unos tragos con los amigos de su trabajo y me dejó sin habla, admiré su capacidad de manipulación, todos en ese sitio estaban deslumbrados por ella.  Sí es una mujer bonita, pero no hermosa, la mera verdad es que es una chica linda como muchas otras, sin más.  No grita al platicar, ni trata de acaparar la conversación.  No es exagerada, ni exuberante.  No tiene ni siquiera un pequeño atisbo de femme fatale.  Y con todo esto por alguna extraña razón lograba mantener las miradas de todos los que estaban ahí, con nosotros.  A medida que avanzaba la conversación (y la amistad pues todavía vi a este grupo de amigos un par de veces más) caí en la cuenta de que sus compañeritos le hacían todo el trabajo, ella iba a su oficina a ganarse a la gente, a hacerlos sentirse bien con ellos mismos, a ser tierna y decir “ayy me ayudas”, “gracias precioso”, “eres súper inteligente y te adoro” y frases similares que lograban tal impacto que tenía a su séquito trabajando por ella.
Su personalidad me llamaba la atención en exceso, aun no entendía cómo le hacía para mantener todas esas miradas posadas en ella (no sobra decir que en su mayoría son hombres, las mujeres tienden a odiarla, salvo su grupo selecto que evidentemente la adoran)  En una ocasión conocimos a un individuo cuya vida cambió gracias a esta muchacha, un chico muy guapo y también agradable, podría jurar que en su secundaria era de los más populares y que todas las chavas morían por estar con él.  Un hombre muy seguro de sí mismo (o eso aparentaba al menos), ocurrente y simpático.  Pues resulta que este individuo era amigo de los amigos de ella y un día decidieron añadirlo al grupo.  Él ya la había visto de lejos y desde la primera vez se sintió atraído por ella, así que ahora que tenía la oportunidad de hacer algo al respecto planeó toda una táctica.  El primer paso era mostrar indiferencia,  la tomaba en cuenta y platicaba con ella, pero al mismo tiempo fingía que no le importaba, cambiaba el tema si ella decía algo y evitaba al máximo el contacto visual.  Ella ni cuenta se daba de la indiferencia de él, lo trataba igual que a todos los demás  (que era muy bien, pues siempre se mostraba cariñosa con todos sus amigos) Después de un par de salidas en grupo, él notó cada vez más cómo es ella  y decía a todo pulmón “ no voy a caer en su rollo”, “no me va a lograr manipular” “a mí no me va a usar como a todos los demás”, la verdad es que ya había caído en su rollo y más profundo de lo que muchos cayeron.   Cuando vio que no causaba el menor efecto la indiferencia, cambió su actitud para convertirse en su gran amigo: la llamaba todo el tiempo y la invitaba a fiestas, reuniones y planes con otras personas, pero ella nunca iba, era muy amable, agradable y dulce con él, pero no aceptaba sus invitaciones.  Él decía “no es que quiera ser su amigo, pero es para llevar la fiesta en paz y no causar ruido en el grupo” Cuando por alguna razón “coincidían” en algún lugar (lo pongo entre comillas porque realmente no coincidían, él investigaba a dónde iba a ir ella y se hacía el aparecido) ella lo trataba muy bien, lo abrazaba, le decía que le daba un gusto inmenso verlo, platicaban, le tocaba el brazo en señal de cariño, se reía de sus chistes y le decía “te quiero mucho” y él sembraba más sus esperanzas, aunque aun no lograra hacerla aceptar sus invitaciones.  Cuando él se dio cuenta de que seguían sin funcionar sus estrategias, su frustración y coraje lo llevaron a echar las peores pestes sobre la chica, decía que era creída, pretenciosa, tonta, manipuladora, que él jamás se fijaría en una basura de persona como ella, que cómo podía cualquiera estar cerca de ella, pero en la honestidad de su soledad, le mandaba mensajes y cartas de amor a cada segundo, le echaba discursos de “creo que nunca seré lo suficientemente bueno para ti, pero te amo y nadie podrá amarte como yo” “eres maravillosa y lo que más desearía es estar contigo ahora” y cosas por el estilo que terminaron por cansarla al nivel de mandar sus correos a los no deseados e ignorar todos sus mensajes.  Alguna vez ella me confesó que estuvo a punto de ceder con él porque era un chico interesante y la trataba muy bien, pero que cuando empezó con sus cartas y mensajes de amor se dio cuenta de que era un terrible error y lo bloqueó de su vida.  Lo más impresionante es que al pasar de los años aunque él siguió adelante y consiguió a otra novia y volvió a ser el de antes, sigue buscando su aprobación y de vez en vez le manda algún mensaje bonito o la invita a algún lugar a sabiendas de que la chica jamás aceptará.
No es el único caso que conozco, de forma más superficial porque no los traté tanto, pero otros muchos hombres comentaban “esa mujer es el diablo” y después la buscaban con el fin de obtener esa mirada de aprobación que les daba tanta felicidad, como un triunfo.  Y hasta a uno de mis amigos le gustaba culparme de que ella estuviera cerca, decía odiarla, pero en el fondo quería mandarme de emisaria y cuando ella no estaba en algún lugar y él sí, me preguntaba, con un  tono de indiferencia mal fingida, “y tu amiga ahora porqué no vino” y yo contestaba “tuvo otra cosa que hacer” y él con la misma mal fingidez  decía “ay que bueno, porque me choca cuando viene y quiere que todos le presten atención" Y muy dentro de sí le hervía la sangre de decepción por no verla.
En cambio a ella nunca la vi enamorada.  Era de expresión y carácter cálidos, pero fría del corazón.  Nunca la vi intensear o sufrir o  esperar o conflictuarse por algún hombre.  Le conocí un novio,  quien terminó llorando (literalmente) por ella, ya que después de unas semanas la fastidió y lo cortó sin piedad.  Lo más curioso es nunca era una bitch, ni tampoco víctima, solo decía que las cosas eran así y hacía su mirada tierna.  Le encantaba salir a ligar, pasarla bien en el bar o antro y luego desechar al tipo en cuestión y no volverse a acordar de él.  Decía que su pasión eran sus amigos y así estaba contenta, con unas cuantas amistades verdaderas y otros muchos pretendientes que nunca tendrían una oportunidad con ella.
Al pasar de los días, las semanas y los meses sentí contradicciones y ambivalencias hacia ella.  Me daba mucha curiosidad verla, analizar cómo actuaba, cómo se desenvolvía con los demás, cómo hacía cambiar a la gente y sobre todo cómo  podía destruir a alguien sin ser evidente, siempre con su tierna sonrisa y su cara de ingenuidad.  Al mismo tiempo me causaba malestar  tenerla cerca, nunca supe aclarar bien si eran celos, envidia, hartazgo o realmente una cuestión moral.  Me agotaba su presencia, pero no podía dejar de estar con ella.  Me alejé cuando conocí a un hombre que realmente me gustó y no quise arriesgarme a perderlo permitiendo que ella lo cautivara, así que poco a poco nos hicimos extrañas, siempre con la falsa promesa de pronto vernos, pronto salir y hacer algo, cosa que no ocurrió o no ha ocurrido, pues la verdad es que, como a aquellos chicos que alienó y que aunque ya no la ven, aun la buscan, a mí me pasa igual, tal vez con otros intereses y motivos de los de estos hombres, pero me gusta saber de ella, seguir analizándola, aun me provoca curiosidad y quiero saber si sigue actuando igual, si es capaz de enamorarse de verdad, qué siente en su interior y cuando está sola, cómo le hace para usar a las personas con tanta facilidad y sobre todo descifrar ¿quién diablos es esta mujer? que detrás de su ingenua y tierna sonrisa tiene tantas capas que probablemente ni su propia madre sepa definirla.

Rock Star

Siempre he querido ser cantante, contar con una voz espectacular del tipo de aretha franklin ... lástima que Dios no me hizo el favor y canto horrible, tanto que solo me atrevo a interpretar alguna canción sola en mi casa, en la regadera y en el carro.
La verdad es que a veces tengo fantasías de que canto fenomenal y que mi voz deja a todos boquiabriertos y sí... hago todo un acto frente al espejo con el cepillo como micrófono.
Pensar tanto en esta cuestión me llevó a crearme tres opciones de voz: la de christina aguilera (que será lo que quieran pero tiene una voz demasiado envidiable diría yo), la de jennifer hudson (no me gustan sus canciones... pero ayyy cómo hubiera deseado estar en la peli de "soñadoras" y poder interpretar esas canciones) o la de fiona apple, quien sí cumple con todas mis expectativas (bonita voz, buenas canciones y letras emocionales)
Quien sabe... igual y en mi otra vida reecarno como alguna de ellas o al menos una chica afinada que se defiende en esto del canto.

P.D. Una de mis canciones favoritas para interpretar cuando nadie me ve es Love Ridden de Fiona Apple ... me trae muuuchos recuerdos... "nobody sees when you are lying in your bed. And I wanna crawl in with you. But I cry instead ..."